Desde finales de agosto el precio del oro en los mercados internacionales está disparado, nos dicen los expertos. Sin ser experto, cualquiera sabe que el oro es el metal más preciado y que un simple anillo de matrimonio cuesta mucho dinero, que un reloj de oro sólo se lo pueden permitir algunos o que invertir en oro es una de las inversiones más seguras que existen. Pero lo que no conocemos, y en muchos casos ni sospechamos, es el verdadero valor del oro, lo que en realidad cuesta, imposible de calcular en dólares o euros porque donde de verdad se paga nos queda lejos o nos resulta invisible. Pero aquí lo vas a conocer.
Nunca nadie sabrá por qué en el sitio de minería artesana de Lomera, en Luhihi, provincia de Kivu Sur, en la noche del sábado al domingo 20 de julio de este año se produjeron una sucesión de corrimientos de tierras que cubrieron entre diez y quince pozos mineros de oro. ¿La lluvia, la inestabilidad del terreno, la utilización indebida de explosivos en algún otro pozo cercano? Al principio se hablaba de "varios muertos" y decenas de enterrados, pero tampoco nadie podía asegurar nada más que el número de cadáveres recuperados... diez, doce...
Hablamos de pozo minero pero nos quedará una imagen real describiendo agujeros poco más anchos que el cuerpo de un hombre -y a veces más estrechos, por lo que entran niños o mujeres- que se va adentrando en las profundidades de la tierra perdiendo de vista el exterior según se puede ir cavando y que acaba por parecerse más que aun pozo a una tumba. Obviamente no hay ningún tipo de control entre los mineros artesanos que trabajan allí, ni registro de nombres ni horarios de entrada o salida. Por ello el número de desaparecidos era una aproximación multiplicando el número de pozos afectados por el de mineros -o mineras- que solían trabajar a la vez en cada uno. ¿Cien, quinientos...? Lo adelantamos: nunca se sabrá.
La única certeza, como decíamos, eran los cadáveres extraídos -entre diez y doce- y que solo unos cuantos salieron con vida -parece que seis-. Aquí esto nos pueden extrañar: ¿no rescataron a nadie más? ¿No extrajeron los cuerpos sin vida? No. No. Durante varios días voluntarios y familiares con medios rudimentarios o simplemente con las manos trataron de rescatar a los mineros, vivos o muertos, pero finalmente la autoridad, en este caso del M-23, tomó una decisión:
El M23 sella pozos mineros de Lomera, decenas de mineros siguen atrapados bajo tierra. Esta es una decisión impactante e indignante. Este miércoles por la mañana, los rebeldes del M23, que controlan la zona minera de Lomera, en el grupo Luhihi, en el territorio de Kabare, Kivu del Sur, al este de la República Democrática del Congo, ordenaron el cierre de las minas de oro que colapsaron el domingo pasado, a pesar de la presencia confirmada de decenas de mineros atrapados bajo tierra.
narraba en su cuenta de X el 23 de julio el periodista Daniel Michombero y citaba al gerente de una mina:
Convocaron una reunión esta mañana y decidieron sellar todos los pozos derrumbados. Dijeron que no tenían los recursos para buscar y recuperar todos los cuerpos atrapados desde el domingo pasado.
No era una barbaridad más del M-23 pues han existido situaciones similares en grandes derrumbes en los que se ha tomado esa decisión. En septiembre de 2020 en otra zona de minería de oro, Kamituga, y tras un accidente en el que murieron decenas de mineros, era la propia viceprimera ministra Elysée Munembwe la que informaba:
La segunda noticia en el sector minero se refiere al accidente que se dio a conocer públicamente la semana pasada en las minas de oro de Kamituga. Se decidió sellar ambas minas para impedir su explotación. Esto significa que, si quedan cadáveres, estas minas son ahora sus tumbas.
PERO NO ES ÉSE EL ÚNICO PRECIO QUE SE PAGA POR EL ORO EN LA RDC
Es conocida la inmensa riqueza de la RDC en recursos minerales; aunque se conoce sobre todo el coltán, el cobalto o la casiterita, el país es enormemente rico en yacimientos de oro, lo que no quiere decir que esa riqueza repercuta en sus habitantes... sino todo lo contrario. En 2023 se estimaban unas pérdidas anuales de unos mil millones de dólares por el tráfico ilegal de oro y se calculaba que sólo el 10% del oro extraído seguía un camino legal mientras que el resto salía hacia Ruanda y Uganda, con destino a los Emiratos Árabes, con el marchamo ugandés o ruandés entrando en canales legales de distribución mundial.
La extracción ilegal se produce de diversas formas: por la corrupción de funcionarios o militares en las llamadas minas "verdes" que controla el gobierno o a través de grupos armados que explotan o controlan los yacimientos. Otra versión "legal" es cuando una multinacional llega a acuerdos con un grupo armado para que le deje explotar una mina de oro. Quizá el caso más conocido es el de la multinacional de oro Ashanti que llegó a un acuerdo con el Frente Nacionalista e Integracionista (FNI) para explotar la mina de oro de Mongbwalu. Este grupo armado sumaba entre otros crímenes la matanza de Kilo, donde asesinó a un centenar de mujeres y niños, y la persecución de mujeres de etnia hema a las que acusaba de brujería y quemaba vivas en sus casas.
Ciñéndonos solo a la actualidad, en su informe de julio al Consejo de Seguridad de la ONU, el grupo de expertos en RDC que lo elabora señalaba a la milicia lendu CODECO -responsable de masacres en campos de desplazados hema- y a su enemiga, la milicia hema Zaire, como grandes actores en la extracción de oro en la provincia de Ituri, en la que también participaban parlamentarios como Floribert Njabu, antiguo dirigente del citado FNI. También detallaba cómo todo el oro ilegal salía hacia Uganda y allí se "blanqueaba" para perder su condición de "mineral de conflicto".
Los comerciantes de oro de Butembo seguían siendo facilitadores clave de la minería ilegal de oro y llevaban su oro de contrabando a Uganda. Eran propietarios de bancos de microfinanciación en Bunia que utilizaban para prefinanciar cooperativas de extracción de oro, a las que se obliga a vender el oro de vuelta a estos comerciantes
explicaba el citado informe.
De esta manera la riqueza del suelo congoleño no solo no sirve para que su pueblo salga de la miseria, sino que lo hunde más en ella estando el oro en manos de grupos armados que se financian y pueden seguir masacrando a la población y violando a sus mujeres y niñas o de corruptos de dentro y de fuera en los que queda el valor saqueado al pueblo congoleño.
EL VERDADERO PRECIO DEL ORO
El verdadero precio del oro no son los 114.899 euros por kilogramo que marcaban los mercados el pasado 16 de octubre, ni los 200 o 300 euros de un anillo de oro "normalito", ni los más de 60.000 euros de un Rolex Deepsea sino las vidas que quedan enterradas en las propias minas, las que arrasan los grupos rebeldes con armas pagadas con ese oro o la condena por generaciones a miseria y sufrimiento de los seres humanos sobre los que cayó como una maldición haber nacido en territorios ricos en el metal más preciado de nuestra sociedad y que enriquece a una pequeña parte de ella.
@CongoActual



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