martes, 27 de febrero de 2024

¿Ha cesado de verdad el apoyo militar de EEUU al régimen ruandés?

La creciente tensión entre la República Democrática del Congo (RDC) y Ruanda, que podría desembocar en una guerra abierta entre ambos y en una incontrolable explosión de violencia en la rica región de los Grandes Lagos ha llevado a EEUU, principal valedor del régimen ruandés de Paul Kagame, a implicarse activamente en una solución que evite el conflicto.

Como es conocido, la ofensiva del grupo M-23 ha desencadenado una crisis humanitaria en la provincia congoleña de Kivu Norte que afecta a cientos de miles de personas que se hacinan en campos de desplazados. Países y organismos como los propios EEUU, la ONU o la Unión Europea reconocen el completo apoyo que Ruanda ofrece a este grupo armado e, incluso, la participación activa en los combates de fuerzas ruandesas que penetran en suelo congoleño. Si bien esta inestabilidad en el Este de la RDC parece asumible para la comunidad internacional, que se beneficia de ella, el estallido de una guerra de proporciones impredecibles que ponga en riesgo el suministro de minerales estratégicos parece haber obligado a EEUU a tratar de que ambos países -agresor y agredido- solucionen el conflicto mediante el diálogo. En un paso más hacia esa "pacificación", la embajadora norteamericana, Lacy Tamlin, en su visita del pasado viernes a la casi sitiada ciudad de Goma manifestó: “Detuvimos la asistencia militar a Ruanda. Estados Unidos no apoya al ejército ruandés, no les proporcionamos armas ni equipos”.

De inmediato, diferentes voces congoleñas la acusaron de mentir,

miércoles, 21 de febrero de 2024

Carta de la organización apartidista LUCHA a la Unión Europea por su respaldo a Ruanda pese a su conocida agresión contra el pueblo congoleño

Motivo: Nuestra indignación por la complacencia de la Unión Europea con respecto a Ruanda en la agresión y saqueo de los recursos naturales de la República Democrática del Congo,

Al Sr. Nicolas Berlanga, Embajador de la Unión Europea en la República Democrática del Congo

Señor Embajador,

Acudimos a su personalidad para expresar nuestra fuerte indignación ante la continua complacencia y el apoyo incondicional que la Unión Europea brinda a Ruanda en este momento en que el Este de la República Democrática del Congo es presa de graves atrocidades, debidas entre otras cosas a la invasión del ejército ruandés.

El 19 de febrero de 2024, la Unión Europea y Ruanda firmaron un acuerdo destinado a fortalecer el papel de Ruanda en la promoción del desarrollo de las cadenas de valor de suministro de las materias primas. En esta ocasión, Thierry Breton, comisario de mercado interno de la Unión Europea presentaba a Ruanda como “un importante proveedor de tantalio, estaño, tungsteno, oro y niobio, con reservas de litio".

Además, la Unión Europea continúa su programa de cooperación militar con Ruanda, incluidos intercambios y entrenamiento para militares ruandeses. En este contexto, la Unión Europea pagó recientemente 20 millones de euros al ejército ruandés, entre otras aportaciones realizadas a Ruanda.

La Unión Europea y sus Estados miembros siguen siendo hoy uno de los mayores socios financieros de Ruanda. 

domingo, 4 de febrero de 2024

Historia de C., el castigo de ser mujer y madre en un campo de desplazados

La llamaremos C. por la inicial de su nombre. Una congoleña del territorio de Rutshuru, en la provincia de Kivu Norte. Casada y madre de siete hijos, ella y su familia tuvieron que huir con lo puesto para preservar su vida y acabaron en un campo de desplazados. La limitada ayuda que los trabajadores humanitarios pudieron ofrecerles allí era insuficiente para que sus hijos comieran, se calentaran, se pudieran vestir… Con otras mujeres, un día decidió alejarse del campamento para buscar leña en los altos cercanos. A partir de aquí escuchamos su voz:


Eran las cinco de la tarde, estábamos tres mujeres y vimos arriba a tres hombres vestidos de civil y a otros abajo con uniformes y con armas en la mano. Parecían amables. Nos dijeron “venid para acá, os daremos cigarrillos”. Nos dijimos: “si huimos nos dispararán y si gritamos pidiendo ayuda… aquí no hay nadie, sólo el sonido del viento entre los árboles”.

Ofrecernos cigarrillos fue una trampa para llevarnos hasta donde pensaban cometer su crimen contra nosotras. ¡Se turnaron para violarnos! Cada vez que intentábamos gritar nos cerraban la boca mientras estaban encima de nosotras.

Al igual que a las otras mujeres, esto me causó mucho dolor y preocupación. Yo era la mayor de mi familia. Mi vida ya no tenía razón de ser.

Al cabo de unos días gritaba al orinar, mi espalda sentía el dolor como si algo se hubiera roto y pasaba el día mareada. Me dolía tanto que me preguntaba para qué seguía en este mundo. Quizá sería mejor el descanso eterno del más allá del que siempre nos habían hablado.

En los primeros días, consciente de cómo se mira a las mujeres que han sido violadas, preferí guardar silencio, limpiando mi vergüenza en la soledad de un rincón. Con que una persona se enterara de lo que me había pasado todo el campamento lo sabría y se reirían de mí a cada paso, como si fuéramos responsables de nuestra desgracia. Finalmente un grupo de mujeres me ayudó y me llevó al hospital de K. porque cada vez me encontraba peor. Allí me dieron medicación. ¡Tengo que tomarla todos los días! De lo contrario vivo en un infierno de dolor.

Casi no salgo a pasear por el campamento. El miedo a lo peor se ha colado en mi corazón. Tengo la impresión de que en cualquier momento pueden volver los que me hicieron daño. Si no estoy en mi refugio, estoy aquí o con los vecinos. No duermo por las noches, llena de pensamientos negativos. Es peor cuando no hay dinero, cada vez que trato de pensar en el futuro de esas siete personas inocentes cuya mirada está siempre fija en mí, una madre sola cuyo marido huyó al saber que me habían violado. Sufro más porque hago sufrir a mi familia.

Cuando mi madre se enteró de lo que me había pasado y de que mi marido me había dejado no pudo más. Ahora más que nunca temo por su salud. Ella también está desplazada y tiene la tensión muy alta porque no puede asimilar todo lo que está pasando.

Sueño con que un día regrese mi marido, con las tiernas noches que pasábamos. Sueño con verlo de nuevo a mi lado, luchando juntos para criar a nuestros hijos, que puedan ir a la escuela y abrirles camino hacia un futuro radiante. Quiero que se sientan de otra manera. Que dejen la vergüenza y la humillación y se sientan seres dignos. Pero lo dejo todo en manos de Dios, porque a mi nivel no puedo hacer absolutamente nada. Lucho todo lo que puedo con los medios a mi alcance, el resto lo decidirá el destino.


@CongoActual

Nuestro agradecimiento a JAMAA Grands Lacs por habernos facilitado este testimonio de una desplazada en los campos donde trabajan

Publicado en kaosenlared el 9 de febrero de 2024

Debora Kayembe, un impulso desde fuera para transformar el Congo

Debora Kayembe está hecha de la materia de todas las mujeres congoleñas que, independientemente de su extracción social, de que vivan en Kin...