Situémonos en el tiempo y el espacio: mañana del 22 de abril de 2021, ciudad de Beni, al norte de la provincia congoleña de Kivu Norte, en el terrible Este de la RDC. Jóvenes y niños vestidos con sus uniformes de estudiantes avanzan hacia el ayuntamiento, llevan sillas, colchonetas, lámparas, alimentos... Algunos de los mayores van informando mediante megáfonos a la gente con la que se cruzan de lo que se proponen. Entre ellos está Jason, presidente del parlamento infantil de Beni. Una vez frente al Ayuntamiento, se instalan todo lo cómodamente que la situación permite. No es la primera movilización que realizan en aquellos días.
"Había inseguridad en la ciudad y en el territorio de Beni y más allá de esta región, y el aumento de crueles acciones de los rebeldes paralizaban las actividades y generaban miles de muertos cada año. En particular, esto afectaba en gran medida a la educación, primero por las paradas repentinas y repetitivas en las actividades escolares, pero también por el efecto psicológico sobre los alumnos", nos cuenta Jason Muhiwa, con el que hemos hablado para este artículo.
"Entre el 1 y el 21 de abril de 2021