RDC-Ruanda:
Acuerdo de paz rubricado en Washington, cuya firma está prevista para el 27 de
junio.
LOS
DETALLES
En un avance diplomático tan
audaz como inesperado, la República Democrática del Congo (RDC) y Ruanda
rubricaron un acuerdo de paz en Washington, bajo la atenta mirada de mediadores
estadounidenses. Tras tres días de intensas negociaciones, este texto, que se
firmará oficialmente el 27 de junio de 2025, promete poner fin a décadas de
caos en el este del Congo. Pero ¿qué contiene realmente este acuerdo? Entre
compromisos ambiciosos y condiciones restrictivas, esta es la historia de una
apuesta arriesgada por la paz.
UNA HOJA DE RUTA EN CINCO ACTOS
El acuerdo se basa en cinco
pilares fundamentales, diseñados para desactivar un conflicto que ha
transformado el Este de la RDC en un campo de batalla permanente. Aquí están deallados:
-FRONTERAS INVIOLABLES,
HOSTILIDADES PROHIBIDAS
La RDC y Ruanda se
comprometen a respetar sus fronteras y a prohibir toda forma de agresión
militar. No más incursiones transfronterizas ni acusaciones cruzadas, al menos
en teoría. Este compromiso es una respuesta directa a las tensiones alimentadas
por la injerencia ruandesa, en particular a través del grupo rebelde M23.
-DESARME Y REINTEGRACIÓN: EL
ESPINOSO CASO DEL M23
El acuerdo exige la retirada
y el desarme de los grupos armados no estatales, con especial atención al M23.
Para Kinshasa, es un grupo terrorista que debe ser aplastado; para Kigali, un
actor que debe ser integrado. ¿El compromiso? La reintegración condicional a un
diálogo nacional, una apuesta arriesgada que podría sofocar la violencia o
reavivar las llamas.
-SEGURIDAD DE LA MANO
Se establecerá un mecanismo
conjunto de coordinación de seguridad, basado en el Concepto de Operaciones de
Luanda (CONOPS), firmado en 2024. El objetivo: permitir que la RDC y Ruanda
vigilen conjuntamente sus fronteras y garanticen el cumplimiento del acuerdo.
Esta cooperación sin precedentes requerirá un nivel de confianza aún frágil.
-PUERTAS ABIERTAS PARA
REFUGIADOS Y AYUDA
Cientos de miles de
desplazados podrán regresar a sus hogares, y las ONG humanitarias tendrán un
acceso más fácil a la región. Un soplo de aire fresco para una población
atormentada por años de guerra, pero la logística será colosal.
-MINERALES Y DÓLARES: EL
PUNTO DE INFLEXIÓN ECONÓMICO
El acuerdo pone gran énfasis
en la integración económica regional. El cobalto, el litio y otros recursos
congoleños transitarán por Ruanda para su refinamiento y exportación, con la
inversión occidental a la vista. Una ventaja para atraer miles de millones de
dólares y contrarrestar la influencia china.
LÍNEAS
ROJAS QUE NO SE DEBEN CRUZAR
Este acuerdo no es solo una
ilusión. Impone condiciones draconianas que podrían determinar su éxito o
fracaso incluso antes de la firma del 27 de junio:
-FUERA LAS TROPAS RUANDESAS
DE LA RDC
Washington exige la retirada
completa de las fuerzas ruandesas del Este del Congo: entre 7.000 y 12.000
soldados, según estimaciones estadounidenses. Este punto sigue siendo un
ultimátum innegociable.
-CAZA DE LAS FDLR
Las Fuerzas Democráticas
para la Liberación de Ruanda (FDLR), remanente del genocidio de 1994, deben ser
neutralizadas mediante una acción conjunta. Para Ruanda, esto es una prioridad
absoluta; para la RDC, una tarea compleja en un territorio minado por milicias.
-FIN DEL ESTADO DE SITIO
El estado de sitio en Kivu
del Norte e Ituri, vigente desde 2021, debe levantarse para restablecer el
gobierno civil. Un símbolo poderoso, pero un desafío para Kinshasa ante la
persistente inseguridad.
-JUGADORES EN LA ARENA
Tras este texto, se agitan
fuerzas geopolíticas. Estados Unidos, bajo el liderazgo de la administración
Trump, lidera el camino, atraído por los minerales estratégicos y decidido a frenar a
Pekín. Qatar, un discreto facilitador, desempeña el papel de intermediario,
especialmente con el M23. Del lado africano, Félix Tshisekedi exige la salida
de las tropas ruandesas, mientras que Paul Kagame condiciona todo a la eliminación
de las FDLR. Un tablero de ajedrez tenso, donde cada peón cuenta.
-SOMBRAS EN LA MESA
El optimismo de los
diplomáticos choca con la brutal realidad. La desconfianza entre Kinshasa y
Kigali, forjada por décadas de resentimiento, es un veneno lento. El estatus
del M23 aún divide: terroristas para algunos, socios para otros.
-LA CUENTA ATRÁS HA
COMENZADO
El 27 de junio de 2025, los
ministros sellarán este acuerdo, o lo romperán. Si se mantiene, podría
celebrarse una cumbre Tshisekedi-Kagame en julio. Pero la verdadera batalla
comenzará después: retirar las tropas, desarmar a las milicias y lograr que la
cooperación funcione. Como declaró un diplomático a Reuters: “Es ambicioso,
pero frágil. Todo depende de la voluntad y la presión internacionales”.
Para
el Este de la República Democrática del Congo, devastado por la guerra, este
acuerdo es un rayo de esperanza. Queda por ver si perdurará o se desvanecerá
bajo el peso de viejos odios.
Résistant Congolaise
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