martes, 12 de octubre de 2021

El observador del Congo. Lo que ha visto durante julio, agosto y septiembre

Nueva mirada amena y humana de El observador del Congo durante los meses de julio, agosto y septiembre.

El trimestre comenzaba con las consecuencias aún latentes de la erupción del volcán Nyiragongo a finales de mayo con noticias como la de 15.000 desplazados por este motivo que malvivían en el territorio de Masisi y una nueva opinión contraria al Estado de sitio, que se ha ido renovando sistemáticamente: la UNJHRO (Derechos Humanos ONU) no apreciaba que hubiera mejorado significativamente la seguridad de la población.

Si a Bélgica, en relación a la República Democrática del Congo se le pueden reprochar muchas cosas, es justo resaltar que reconoce parte de sus fechorías, a diferencia de otros. Thomas Dermine, secretario de Estado de Política Científica, decía el 6 de julio: "Ha llegado el momento de devolver al Congo los objetos saqueados por Bélgica y que pertenecen al pueblo congoleño" Hacerlo será otra cosa, añadimos aquí.

Una de las primeras noticias del trimestre nos sirve para introducir el habitualmente denso apartado relacionado con la salud. En los seis primeros meses del año la provincia de Kwango ha registrado 700 casos de fiebre tifoidea y 21 muertes a consecuencia de ello. En ese mismo tiempo,  en Kasai Central, más de medio millón de personas se contagiaron de malaria, por lo que habían muerto 279. Una epidemia de cólera en Mwenba, Kivu Sur infectó a 90 personas y mató a 8 mientras que en la provincia de Tanganyika los datos eran 300 y 9. Hasta mediados de septiembre la meningitis había matado a 158 personas, con una letalidad del 30%, en la provincia de Tshopo.

El coronavirus superó el millar de muertos en la RDC el 21 de julio y respecto a la vacunación, el único dato sobre doble pauta aplicada es del 9 de julio: 1.593 personas. Aunque han seguido llegando dosis de vacunas con diferentes orígenes, chocaba e indignaba la noticia de que 190.000 dosis habían caducado y no se podrían utilizar.

En la relación con la sanidad había otras cuantas noticias sonrojantes: desde enero de 2020 en el territorio de Kapanga, provincia de Lualaba, escasean medicinas básicas. En ese tiempo 127 menores de 5 años habían muerto en esa zona. El anterior ministro de Sanidad, que lo fuera durante gran parte de la pandemia, Eteni Longondo, era detenido por supuesta malversación de 6 millones de dólares… La investigación de la OMS confirmaba oficialmente los graves abusos a los que empleados de esta organización habían sometido a muchas mujeres durante la campaña contra la epidemia de ébola.

Un nuevo problema de salud, además de social, se ha creado en Kinshasa con el consumo de una nueva droga, bombé, hecha con los restos que quedan en los tubos de escape y que convierte a las personas en auténticos “zombis”

En la parte positiva, que la hay, destacamos a Moni Vanza, bióloga molecular que en Nagakasi se prepara para combatir enfermedades como el ébola y, también desde Japón, Ngatu Nlandu Roge, médico y profesor, que aportó descubrimientos sobre la diabetes tipo 2.

El medio ambiente tuvo en este trimestre dos noticias especialmente malas. La posibilidad de que se levante la moratoria sobre tala en los bosques congoleños podría abocar tanto al propio Congo como al planeta a unas consecuencias catastróficas, al contener gigantescas reservas de CO2. Desde la industria diamantífera angoleña llegó al río Tshikapa una mortífera contaminación que afectó después al río Kasai y que amenazaba con llegar al mismísimo río Congo.

Por su parte, la compañía minera china Kimia Mining está poniendo en grave riesgo el hábitat del okapi con sus trabajos, lo que está siendo sobradamente denunciado. Como en tantos lugares, en RDC defender el medio ambiente puede estar penado con la muerte: el Congo es el 6º país donde más defensores han sido asesinados, 15 en 2020. Por otra parte se ha legalizado la caza de animales si se puede pagar: por 3.000 dólares se puede matar a un elefante dentro de la legalidad…

Las mujeres en el Congo siguen sufriendo los endémicos males que las hacen sufrir mucho más por los males que aquejan al país. "Mi hija no se atreve a salir a caminar por las calles de Kinshasa. Tengo que dejarla en todas partes..." contaba una madre de la capital, fiel reflejo del riesgo de ser niña en RDC. Médicos Sin Fronteras recopilaba relatos de mujeres que habían sufrido la violencia sexual, y más aún, la terrible sociedad patriarcal congoleña, como éste de Jeanne: "Cuando llegué a casa y le expliqué a mi esposo lo que había sucedido, me echó y me separó de mis tres hijos" Por lo que necesitamos escuchar también buenas noticias. En Mbuji-Mayi, 50 mujeres dedicadas a la prostitución recibieron formación en emprendimiento social para poder aspirar a una vida digna.

Como otras veces, contrasta el sufrimiento de las mujeres congoleñas con su capacidad de salir adelante, desde una mujer que a sus 45 años y con nueve hijos volvía a la escuela a terminar sus estudios hasta otras como Gueda, piloto de aerolíneas donde solo pilotan los hombres. El esfuerzo de tantas mujeres se ve a veces reconocido en unas pocas, que despuntan en la sociedad congoleña, como Malangu Kabedi-Mbuyi, nombrada gobernadora del Banco Central del Congo o Julienne Lusenge, fundadora y directora de importantes asociaciones femeninas congoleñas, que recibió en Barcelona el premio Constructora de Paz.

Los niños y niñas son otras de las víctimas “preferentes” en el Congo. Según UNICEF, en el primer trismestre de 2021, 3.400 niños y niñas habían sido reclutados, secuestrados o asesinados en el país. Los secuestros de niños se están convirtiendo en una lacra en algunas ciudades: "Dejamos nuestras casas todas las mañanas con miedo a no volver nunca más" decía Jesmina, joven de Lubumbashi.

La violencia se mantiene inalterable a todos los niveles. El Estado de sitio no logra acabar con el continuo goteo de masacres y destrucción. Entre todas ellas sobresalió, por la evidencia de la impunidad con la que los grupos armados pueden actuar: un convoy de vehículos –coches y camiones- protegido por el Ejército y la MONUSCO fue atacado en la carretera Komanda-Luna. 16 vehículos fueron incendiados, varias personas murieron y decenas fueron secuestradas por los milicianos de las ADF. Se supo que las milicias que actúan en el Parque de Virunga obtienen unos dos millones de dólares mensuales produciendo carbón vegetal con los árboles. En la parte de la justicia, el líder rebelde Chance Mihonya fue condenado a cadena perpetua por el reclutamiento de niños.

Cinco trabajadores humanitarios fueron asesinados durante los ocho primeros meses del año y quince secuestrados. No es menos arriesgado ser periodista: en la provincia de Kivu Norte tres fueron asesinados en cuatro meses. Así no extrañan las palabras de Keren, joven reportera de 16 años: "Mis familiares me disuaden de ser periodista en RDC para no ser asesinada” El asesinato de un congoleño en la India desató en Kinshasa una ola de violencia contra comerciantes indios. Un disparo “accidental” durante una protesta estudiantil por la detención de un profesor en Kinshasa acabó con la vida de un estudiante. El jefe de la policía, Sylvano Kasongo, condenó lo ocurrido y prometió justicia.

En cuanto a la corrupción, está siempre que haya dinero de por medio: el Estado de sitio en las provincias de Ituri y Kivu Norte ha servido para que oficiales del Ejército malversen los fondos que reciben para el operativo y dos “redadas” en ambas provincias acabaron  con más de una decena de arrestos.

El Congo es tierra de contrastes, como ya sabemos. Una prueba son estas dos noticias de este trimestre: mientras sólo en Kinshasa un millón y medio de personas necesitan asistencia humanitaria el gobierno tiene previsto remodelar siete estadios, con un coste de entre tres y siete millones de dólares en cada uno.

Para finalizar, más pruebas del perpetuo saqueo del Congo. Según la minera Bay View, con inversiones en Ruanda, este país sólo produce coltan por valor de 20 millones de dólares, cuando sus exportaciones suman 412 millones mientras que la belga AGR aseguraba que el oro congoleño de zonas de conflictos que “limpia” a través de Uganda. En esa carrera mundial por sacar de RDC todo lo posible, vigilemos la aparición de Ucrania, en busca de petróleo y gas.


 

 

 

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