El barrio marginal de Pakadjuma, situado en Kinshasa, es el escenario de una trágica realidad: muchas niñas se ven obligadas a dedicarse a la prostitución para sobrevivir. Esta terrible situación, reflejo de la extrema precariedad y abandono por parte de las autoridades, exige una respuesta urgente y coordinada para proteger a estas niñas y garantizarles un futuro brillante.
Sólo tiene doce años pero ya se ha visto obligada a dedicarse a la prostitución...
Pakadjuma es uno de los barrios marginales más desfavorecidos de Kinshasa. Los residentes allí viven en condiciones de pobreza cercanas a la miseria absoluta, sin acceso a servicios básicos como agua potable, saneamiento, educación y atención médica. Para muchas familias, los recursos son tan limitados que los niños, especialmente las niñas, a menudo se ven obligados a buscar medios de vida desesperados.
Entre estos medios, la prostitución lamentablemente se ha convertido en una práctica común. Las niñas, a partir de los 12 años, 14 años para las menos precoces, se encuentran atrapadas en esta espiral de violencia y explotación.
Están expuestas a abusos constantes, enfermedades de transmisión sexual, embarazos no deseados, abortos inseguros y profundos traumas psicológicos que las perseguirán el resto de sus vidas, también en ausencia de apoyo psicosocial posterior. Sus derechos fundamentales a la protección, la educación y la salud son vulnerados a la vista de todos. Sin embargo, existe todo un arsenal legal. Existen instrumentos a nivel internacional, regional y local con disposiciones claras y bastante obvias para “asegurar y garantizar la infancia de los niños”, pero siguen siendo letra muerta. A falta de poder enumerarlos todos, podemos ofrecer una muestra que, si se aplicara, aseguraría la salvación de los niños (niñas) de Pakadjuma, víctimas, hoy como ayer, de una pasividad colectiva culpable....a pesar de las leyes
Cabe señalar que la República Democrática del Congo se ha adherido resueltamente al Convenio 138 sobre la edad mínima de admisión al empleo y al Convenio 182 sobre la prohibición de las peores formas de trabajo y a las Convenciones de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño, textos que prueban suficientemente que el arsenal jurídico relativo a los derechos de todos los niños está cuidadosamente abastecido. Pero ¿qué pasa con su implementación?
En relación con la Constitución de 18 de febrero de 2006 modificada hasta la fecha por la ley número 11/002 de 20 de enero de 2011, se establece lo siguiente:
Artículo 40 al.3: “El cuidado y la educación que deben darse a los hijos constituyen, para los padres, un derecho natural y un deber que ejercen bajo la supervisión y con la asistencia de los poderes públicos”.
Artículo 41: “Es menor de edad toda persona, cualquiera que sea su sexo, que aún no haya cumplido 18 años. Todo hijo menor de edad tiene derecho a saber los nombres de su padre y de su madre. También tiene derecho a disfrutar de la protección de su familia, de la sociedad y de las autoridades públicas. El abandono y el abuso de niños, incluida la pedofilia, el abuso sexual y las acusaciones de brujería, están prohibidos y castigados por la ley. Los padres tienen el deber de cuidar a sus hijos y garantizar su protección contra cualquier acto de violencia tanto dentro como fuera del hogar. Las autoridades públicas tienen la obligación de brindar protección a los niños en situaciones difíciles y llevar ante la justicia a los autores y cómplices de actos de violencia contra los niños. Todas las demás formas de explotación de niños menores están penadas por la ley”.
A la luz de estos artículos, merecen hacerse preguntas:
- ¿Se benefician realmente estos niños de Pakadjuma de cuidados y educación bajo la supervisión de sus padres y la ayuda de las autoridades?
- ¿Proporciona el Estado congoleño protección a los niños atrapados en entornos críticos como Pakadjuma o en campos de desplazados?
- Dadas las realidades de Pakadjuma, ¿podemos decir que se respetan los derechos de estos niños?
La exposición de motivos de la Ley Nº 09/001, de 10 de enero de 2009, sobre protección de la infancia describe claramente los derechos que disfruta cada niño, de jure y sin discriminación. Y que ningún niño debería ser objeto de exclusión social, explotación económica y sexual y asociado con fuerzas y grupos armados, etc.
Existe una brecha entre los textos legales y la realidad sobre el terreno. Se podría pensar que estos niños estaban en otro planeta distinto a este, viendo sus derechos violados y descuidados.
Sexo y violencia van de la mano en Pakadjuma
Estas niñas no eligieron vivir ni nacer en condiciones como las que presenta su entorno: sin infraestructura sanitaria y educativa, y sin espacios para el entretenimiento. Lo peor es especialmente ver a niñas de entre 12 y 15 años expuestas a la explotación económica y sexual: paradas junto a la barandilla después de las 8 p.m. en presencia de sus tutores y autoridades estatales. Estas niñas se cuidan a sí mismas y están expuestas a varias realidades trágicas como: abandono escolar, enfermedades de transmisión sexual, etc.
Esto denota el abandono de los poderes públicos y la flagrante violación de los Derechos Humanos. Son varios los casos de violencia sexual y violencia de género que encontramos en este rincón de la capital. Podemos estimar que 7 de cada 10 niñas han sufrido casos de violación; la mayoría de estos casos no se denuncian, especialmente cuando los acusados son adultos.
Los siguientes desarrollos gráficos presentan algunos casos de niñas en conflicto con la ley acusados de violación infantil ante el juzgado de menores de Matete, para los años 2022, 2023 y 2024:
Publicado en loquesomos el 15 de septiembre de 2024
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