jueves, 13 de mayo de 2021

Ituri y los Jinetes del Apocalipsis

Hablamos de Ituri aunque a muchos pueda sonarle  como una estación de Bilbao o un bosque de Navarra, por ejemplo. Pero Ituri es una provincia congoleña de la República Democrática del Congo y, aunque fuera de allí casi nadie la conozca, es uno de los peores lugares del mundo para vivir. En ella los Jinetes del Apocalipsis cabalgan incansables desde hace mucho.
Ituri es frontera congoleña con Sudán del Sur y, sobre todo y para su desgracia, con Uganda. Ocupa más de 65.000 kms2 y tiene más de cuatro millones de habitantes. Su capital es Bunia.
Pero más allá de esos datos de enciclopedia vamos a reseñar todo el sufrimiento que esos jinetes producen a su gente y que ignoramos desde nuestro mundo.

Las peste
Hablar de la peste en Ituri no es una licencia literaria o una manera de designar otras epidemias o enfermedades que la puedan aquejar. La peste bubónica, uno de los mayores males que ha sufrido la Humanidad a lo largo de su Historia y que consideramos como desaparecida y vencida sigue latente en esta provincia congoleña -como en algunos otros lugares del mundo- donde es endémica. Pero, más aún, periódicamente se dan brotes, la infección se extiende por determinadas zonas y acaba con numerosas vidas. La letalidad de la peste bubónica es del 20% pero si se convierte en peste neumónica es raro sobrevivir. Como en otras enfermedades, no actuar a tiempo puede elevar esa letalidad que, por ejemplo en la provincia de Ituri, ascendió al 50% en 2019 La miseria es gran amiga de esta enfermedad. Sin ir más lejos, tener que dormir en el suelo aumenta las posibilidades de contraerla al estar en contacto con roedores y sus pulgas. 
Con todo ello, no es la peste bubónica la peor de las enfermedades de esta provincia congoleña en la que, como en el resto del país, es endémica la malaria. En 2016 cerca de un millón de personas la sufrían en Ituri y costó la vida a 2.300 Tampoco se libra de otras como el sarampión, el cólera o el temido ébola.
Todo lo complica la violencia de la que ahora hablaremos que obliga a desplazamientos de miles de personas que se hacinan después en campos de refugiados y que impide el normal desarrollo sanitario de prevención y tratamiento. En 2020, 79 centros de salud fueron destruidos en Ituri.

La guerra
Décadas lleva entregada la provincia de Ituri a la guerra en casi todas sus variedades posibles. Desde 1996, con la primera guerra del Congo que derrocó a Mobutu, después con la Guerra Mundial Africana que supuso la ocupación por Uganda de su territorio -con el correspondiente saqueo- y ya entonces, y hasta ahora, en sucesivas fases, el sangriento enfrentamiento entre las etnias hema y lendu -al que recientemente se ha unido también la comunidad Bira. 
Por todo ello Ituri tiene una notable colección de criminales de guerra, si bien pocos de ellos han recibido su merecido: Thomas Lubanga, líder de la Unión Patriótica de Congoleños, de la etnia hema, ahora libre tras cumplir la condena de 14 años impuesta por la Corte Penal Internacional, o Germain Katanga, líder de la FRPI lendu, condenado por la CPI  por su participación en la masacre de la aldea de Bogoro. 
Por si fuera poco con lo propio, desde el exterior llegó hace mucho la milicia musulmana ugandesa Fuerzas Democráticas Aliadas -ADF por sus siglas en inglés- que ha hecho suyas zonas de la provincia además de actuar en la vecina Kivu Norte.
Actualmente no hay semana, y apenas día, en que una aldea no sea atacada, en la que no se incendien viviendas, se robe ganado, se secuestre a personas o se asesinen civiles a tiros o a machetazos. Cerca de tres millones de personas han sufrido violencia continuada en los tres últimos años. 
Las ADF es uno de los grupos que lideran estas masacres junto a varias milicias de la etnia lendu como las diferentes facciones de CODECO -cuyo acrónimo significa, sorprendentemente, Cooperativa para el Desarrollo del Congo-, y el Frente Patriótico Integracionista.
Si en la vecina Kivu Norte es el coltan lo que alimenta a los grupos armados, en Ituri es el oro, muchas de cuyas minas han controlado desde hace años como cuando Floribert Ndjabu, líder del FNI, se jactaba a principios de siglo de que los acuerdos entre mineras y gobierno no valían sin su permiso y la multinacional AngloGold Ashanti reconocía que sería "inevitable" tener tratos con él. Mientras que la República Democrática del Congo produce más de 45 toneladas de oro, sólo exporta 1.295 kgs. lo que ocurre al revés con sus vecinos de Uganda y Ruanda. ¿Hace falta más aclaración?
Frente a estos grupos armados, el Ejército opone unas fuerzas formadas por soldados que muchas veces pasan meses sin cobrar y sobreviven extorsionando a la población y oficiales que en algunos casos no son ajenos al tráfico ilegal de oro.

El hambre
No hace falta aclarar que ninguno de estos jinetes son jinetes solitarios, cabalgan juntos y se apoyan el uno en el otro. El hambre en Ituri tiene muchísimo que ver con la guerra -y nutre a ésta a veces con gente desesperada que sólo puede sobrevivir incorporándose a una milicia- y la enfermedad. Tierras que no se pueden cultivar porque la población tiene que huir para conservar la vida, aldeas incendiadas, ganado robado... Si bien Ituri también acoge refugiados de otros países -unos 13.000- su mayor problema en cuanto a las migraciones son las internas: más de 1,7 millones de desplazados internos suma este territorio de poco más de cuatro millones de habitantes... En los campos de refugiados sólo la ayuda humanitaria puede alimentar escasamente a tantos miles de personas que viven que condiciones higiénicas y médicas críticas. La búsqueda de recursos en las cercanías abona la violencia sexual contra mujeres que trabajan el campo o buscan alimento por los alrededores. 
2,8 millones de personas necesitan ayuda humanitaria en Ituri y el 6,5% de los menores de cinco años padecen desnutrición aguda grave.
Cifras aplastantes y cada una de ella representa una persona, una vida, muchos sufrimientos.

En estos momentos la provincia de Ituri, así como la de Kivu Norte, ha llegado a una situación extrema y el presidente Félix Tshisekedi ha decretado el Estado de sitio, recibido con escepticismo y prevención ante la posibilidad de abusos por una autoridad exclusivamente militar. Pese a que en estos primeros días el Ejército ha conseguido algunas victorias, las matanzas de civiles siguen produciéndose.


@CongoActual


Nuestro agradecimiento a MSF España, Fabien Faivre (ACNUR RDC), Iracan Gratien de Saint-Nicolas y Loswire Shabani por su colaboración

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