Paralelamente a los duros combates y caída de ciudades en la guerra abierta en el Este congoleño desde que empezó el año y de los graves crímenes que se están produciendo y olvidando, está ocurriendo otra guerra que está pasando inadvertida pese a que afecta a miles de personas, con dos bandos claros: hombres armados y mujeres indefensas. Consiste en violaciones y abusos a mujeres y niñas, en todos los territorios, por todas las partes en conflicto. ¿Y cómo lo contamos? ¿Con rigurosos y fríos números, fechas, detalles? ¿Con testimonios de las víctimas, duros, impresionantes, íntimos, pero expuestos a cualquiera? No lo sabemos, pero debemos intentarlo para que suenen los gritos que las propias mujeres se tienen que tragar.
Lo primero que me viene a la memoria es la narración en audio de hace unas semanas de un español que ahora no puede estar allí pero que recibe información directa de los congoleños:
... y que niñas de doce o trece años viven con ellos [los milicianos del M-23] porque las están violando continuamente... y que ya se han acostumbrado y que viven con ellos y que un día con diez, otro día con doce y que se acuestan con todos.